La diversidad no es un slogan, es un acto de amor radical
SAN JUAN, Puerto Rico
Por Rev. Ignacio Estrada Cepero, para Pride Society Magazine
Junio pinta el cielo con los colores del arcoíris, como si la misma creación decidiera celebrar la diversidad de la vida. El Mes del Orgullo no es solo fiesta: es memoria, es resistencia, es visibilidad. Es un grito de libertad para quienes han sido históricamente marginados. Pero en este 2025, cuando políticas regresivas en Estados Unidos y otras partes del mundo buscan apagar nuestros colores, vale la pena preguntarnos: ¿qué orgullo estamos celebrando? ¿Uno que se limita a banderas colgadas por un mes o uno que se construye cada día, con justicia, dignidad y verdadera inclusión?
Señalar al sistema que intenta borrarnos es urgente. Denunciar las leyes que criminalizan nuestras existencias es un deber moral. Pero el arcoíris tampoco brilla si dentro de nuestra propia comunidad seguimos reproduciendo exclusiones. ¿No estamos, a veces, imitando los mismos prejuicios que criticamos?
Cuando discriminamos por el acento, el color de piel, la identidad de género, el cuerpo, la manera de hablar o el nivel económico, estamos dejando fuera a hermanxs que también forman parte de esta lucha. ¿De qué sirve levantar la voz contra el odio si no somos capaces de escuchar a quienes están a nuestro lado?
Si eres inmigrante, trans, bisexual, afrodescendiente, persona con discapacidad o simplemente alguien que no encaja en los moldes establecidos, es posible que incluso durante este mes te sientas invisible. Y eso duele. Porque el orgullo no debería doler. El orgullo debería abrazar, sostener, levantar. Debería curar.
El arcoíris no brilla si falta un color. No brilla si una historia se ignora, si una voz se silencia, si una vida se margina.
Celebrar el Orgullo en 2025 es más que resistir al poder opresor: es mirar hacia adentro. Es preguntarnos con sinceridad: ¿a quién estoy dejando fuera? La diversidad no es un slogan. Es un acto de amor radical. Es la posibilidad real de que todas las vidas, todas las expresiones, todos los cuerpos y todas las voces tengan un lugar seguro y digno.
Que este junio no sea solo una efeméride. Que sea un faro. Que ilumine lo que falta y nos inspire a construir lo que viene. Que nuestro orgullo abrace todos los colores, sin excepción.
Porque solo así, solo cuando nadie falte, el arcoíris brillará completo.
¿Cómo haremos, como comunidad, para que ningún color falte en nuestro arcoíris?
Que este mes sea el inicio de una respuesta valiente, reparadora y transformadora.