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“Fuego a la lata”: teatro travieso y alegre

Es una fiesta escénica que se mueve entre el cabaret, el teatro musical y la crónica de nuestras noches

SAN JUAN, Puerto Rico

Por Sirio A. Álvarez, Pride Society Magazine

Llego la noche y el lugar fue Musas y Eventos, en los predios del Centro de Bellas Artes de Santurce, una sala pequeña e íntima se convierte en templo del gozo, la alegría y la provocación. Allí volvió, Fuego a la lata, con una cuarta temporada que reafirmó el por qué este cabaret escénico siempre ha sido un favorito entre los noctámbulos del teatro puertorriqueño.

Desde el primer número, el espectáculo establece su tono de la vieja escuela del transformismo: atrevido pero fino, pícaro pero cargado de técnica y con imitaciones monumentales. Este año, Carlitos Hernández, Félix Chevremont, Amar Sotomayor y Robert Rosario, vuelven a la carga con una complicidad escénica envidiable. A ellos se unen, con energía renovada, Carlos Muñoz, Héctor Beltrán y Raúl de la Paz, trayendo nuevos aires sin romper el hechizo del grupo original.

La dirección escénica y actuación especial de Noland Otero apuesta a una estructura libre, en la que cada entrada parece improvisada pero cada salida está perfectamente medida. La narrativa fluye entre canciones, sketches de comedia e imitaciones, siempre al ritmo de una banda sonora deliciosa seleccionada por Ricardo Martínez, quien orquesta con precisión cada emoción. En cabina, Pamela López hace lo propio con el sonido: el manejo de pistas es ágil, impecable, garantizando que ni una risa ni una nota se pierdan en el ambiente. El concepto y coreografías es de Carlitos Hernández, que es un duro en lo que hace. Yo no me quiero imaginar estos 8 actores en camerino con tantos cambios de ropa, accesorios y pelucas, porque una cosa es el resultado en escena y otra es el trabajo detrás, bravo.

En escena tuvimos a Lucecita, Olga Tañon, Yolandita Monge, Iris Chacón, Charityn Goyco y una impecable Celine Dion en las Olimpiadas de Paris 2024, entre muchísimas otras artistas, cada una con una imitación muy profesional. Un libreto ameno, ligero, gracioso que hizo que el público cantara, bailara (en su asiento) y aplaudiera cada uno de los más de 20 números. Momentos que quedan en la memoria, la guerra entre Iris y Charityn, el bello homenaje a Mami Ruddys, la Celine Dion, la Olga Tañon y el número de clausura.

Lo visual no se queda atrás: vestuarios llamativos, iluminación alegre y coreografías que van del desenfreno a la sensualidad construyendo un espectáculo total. Es evidente que aquí no se improvisa lo importante. Lo que parece caos es en realidad una celebración orquestada al detalle.

Musas y Eventos es u lugar pequeño y acogedor que tiene sus mesas y una carta de tragos como de comida por lo que usted llega antes del espectáculo y ya lo comienza a pasar bien. Puede comer y tomar mientras corre el show y tiene todo lo que necesita para pasar una buena noche. Ya luego del espectáculo puede saludar e interactuar con los artistas, así que me gusta el concepto, apoyémosle en su programación.

Fuego a la lata, un espectáculo dirigido al público adulto, es más que una obra: es una fiesta escénica que se mueve entre el cabaret, el teatro musical y la crónica de nuestras noches. Y aunque sus funciones terminaron por el momento, hay la posibilidad de una noche extra, así que pendientes. Lo que si ya me aseguraron es que regresan en octubre con libreto nuevo de noches de terror.

Disfruten del resumen gráfico del espectáculo, así como de parte del público que se dio cita en Musas y Eventos.

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