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Luis Enrique y su reencuentro por todo lo alto con los boricuas

Luis Enrique Sinfónico marcó el regreso del artista a los grandes escenarios de Puerto Rico

SAN JUAN, Puerto Rico

Por Luis Daniel Estrada Santiago

Con unos veinte minutos de retraso dio inicio el concierto Luis Enrique Sinfónico 20 años.  Tras la entrada al escenario del Sr. Cuco Peña, quien dirigía la Orquesta Filarmónica de Puerto Rico, comenzó a escucharse la obertura que nos adelantaba algunos de los éxitos del cantante nicaragüense.  Finalizada la obertura salió Luis Enrique para iniciar el espectáculo con Dame de tu boca (Soy y seré, 2011) y fue recibido con el amor y el calor que el público puertorriqueño indudablemente le profesa.

Ataviado completamente de blanco salpicado con pintura morada y dorada, prosiguió con uno de sus grandes temas que le dieron fama, Mi mundo (Mi mundo, 1989) y luego Amiga, para entonces dirigirse al público agradeciéndole todo el respaldo porque su carrera musical comenzó aquí. Desde el mismo comienzo, el sonido tuvo grandes problemas empañando un poco que escucháramos las nuevas propuestas de los arreglos musicales.  Esa magia se vio afectada hasta el séptimo número musical, casi la primera parte del espectáculo, que constó de diez canciones.

El público volvió a agitarse cuando se escucharon los acordes de Lo que pasó entre tú y yo (Mi mundo, 1989) precedida por El amor es algo más.  El artista nuevamente se dirige a su público y comenta sobre su proyecto Amor y alegría, del cual recogió varios éxitos y nos ofreció un medley (Desesperado, Solo, Compréndelo y Tú no le amas, le temes, 1988).  Después nos dejó saber que su próxima canción estrenaba nuevo arreglo. Se trataba de Trampa del destino (Evolución, 2000).  Fue un arreglo hermoso en el que fusionaron el ritmo del bolero y el pop.  Regresó a la salsa con Descontrólame (Soy y seré, 2011) y reveló haber hecho un trabajo autóctono con Añoranza (dedicada a Venezuela y Nicaragua) y le precedió Así es la vida (Luis Enrique, 1994) y terminar de esa manera la primera parte del espectáculo, para pasar a un intermedio de unos 15 minutos.

Foto | Javier del Valle, cortesía del Centro de Bellas Artes.

Para la segunda parte, el artista apareció vestido completamente de negro y líneas verdes, y comenzó esa segunda parte con Autobiografía (Ciclos, 2009), tema con el que el cantautor nos relata su vida desde la infancia; una reflexión hermosa de lo que muchos inmigrantes viven hasta entrar a Estados Unidos.

Tras esa hermosa interpretación, prosiguió con Amanecer borincano de Alberto Carrión y la sorpresa que nos regaló fue la décima que el cantante escribiera para este tema.  Tras esta canción, como era de esperarse, Luis Enrique consigue la primera ovación de pie de toda la sala.  Fue un momento mágico, tanto para el público como para el artista, quien se mostraba emocionado y agradecido por esa respuesta del público “mayorcito” que nos dimos cita para ver a uno de nuestros cantantes de la juventud.

Después de ese momento sublime, continuó con Cómo volver a ser feliz, (Ciclos, 2009) y Alma rosa (Evolución, 2000) que al igual que Trampa del destino tuvo un arreglo muy diferente de su original, y la nueva propuesta resultó hermosa.

El cantante nos adelantó que habría sorpresas y de inmediato pasó a presentar al director de la orquesta para que le acompañara en el tema Idilio.  Y para continuar con los duetos, le dio la bienvenida al Caballero de la Salsa, Gilberto Santa Rosa. Ambos narraron cómo “robaron” canciones de Omar Alfano a otros artistas para cantar Qué alguien me diga y Románticos al rescate (Luis Enrique, 1994). Indudablemente esta combinación de voces y talentos fue uno de los momentos memorables de esta función.

Prosiguió con Sonríe (Ciclos, 2009) donde el también músico hizo gala de sus dotes musicales al tocar la percusión. Las luces en ese momento en blanco y negro crearon un momento especial para el cantante y músico.  Anunció la que sería su última canción Yo no sé mañana (Ciclos, 2009), que aún en la calle se la mencionan como si fuera su éxito más reciente.

Hizo un falso mutis para regresar a gritos del público que ovacionaba una y otra vez “otra, otra”.  Narró cómo esta canción que no era una de amor o desamor, se hizo uno de los aciertos más contundentes de su carrera, Date un chance (Luces del alma, 1990), y culminó después de tres horas y media con San Juan sin ti (Mi mundo, 1989).

No puedo negar que me hubiese encantado escuchar Llorándote (Timbalaye, 1999) con el nuevo arreglo musical como lo tuvieron Trampa del destino y Alma rosa.  Ese proyecto musical, aunque no consiguiera una gran difusión, fue un trabajo de alta calidad y del que solo se escuchó en la radio Así llegaste tú.

Luis Enrique demostró que sigue siendo un gran artista y músico, que lleva muy bien puestos sus más de treinta años de trayectoria y que mantiene una conexión especial con su público.

Luis Enrique regresa el 15 de septiembre al Centro de Bellas Artes de Santurce a presentar este espectáculo, tras dos funciones completamente vendidas este pasado fin de semana, bajo la certera dirección musical del maestro Angel “Cucco” Peña.

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