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Entre lentejuelas, transparencias y siluetas híbridas, la marca canadiense convierte el exceso en su bandera estética
SAN JUAN, Puerto Rico
Servicios Combinados
Dean y Dan Caten nunca han sido diseñadores de medias tintas, y su colección primavera 2026 para Dsquared2 lo confirma con desparpajo. Aunque esta vez decidieron no desfilar, el dúo canadiense apostó por una presentación que exalta la exageración como gesto estético y actitud vital. En su universo, el exceso no es un error: es un lenguaje.
Inspirados por el glamour editorial de los años noventa y dos mil, los Caten revisitan sus propios códigos —el brillo, la irreverencia, la sensualidad descarada— para crear un diálogo entre lo clásico y lo subversivo. En la línea masculina, las camisas transparentes de colores eléctricos y los estampados de guepardo se mezclan con trajes sastreros, parkas camufladas y sobre camisas de lona. Las lentejuelas maxi y los apliqués tono sobre tono elevan el drama, mientras los detalles de corsetería, cierres deportivos y correas superpuestas refuerzan la idea de una masculinidad en permanente mutación.











En la propuesta femenina, los contrastes son igual de deliberados: una microfalda magenta coexiste con pantalones anchos de caída precisa; las estructuras militares se combinan con telas flotantes, y los tops de hombros amplios evocan la energía “power” de los noventa. El resultado es una narrativa de híbridos donde lo deportivo se encuentra con lo sensual, lo urbano con lo teatral y lo masculino con lo femenino sin líneas divisorias.
Las referencias al archivo ICONique, presentado en el 30 aniversario de la marca, anclan esta entrega en su propio linaje de provocación. Dsquared2 vuelve a recordarnos que la moda, cuando se atreve a exagerar, puede ser el espejo más honesto del deseo contemporáneo.
