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Guerrero a la conquista de su esencia

Rocco Santana comparte sin inhibiciones su proceso físico, mental y espiritual para alcanzar su plenitud como persona trans 

SAN JUAN, Puerto Rico

Por Eliezer Ríos Camacho

Menudo, fornido, valiente, de mirada segura, lleno de optimismo, entusiasta y con muchos deseos de generar cambios a través de la palabra y de la acción, esta es la gama de impresiones que Rocco Santana plasma en su interlocutor tras un buen rato de conversación honesta, sin tapujos ni tabúes.

En Puerto Rico, el concepto de persona transexual se relaciona frecuentemente con una persona que cambia del género masculino al femenino, quizás porque son las instancias con mayor visibilidad a nivel social y cultural. La historia de Rocco es a la inversa, pero en lo absoluto se trata de una excepción.   

Es por eso que Rocco Santana quiere ser un libro abierto, ante todo, para que otras personas trans, como él, enfrenten el proceso de encontrarse con su esencia de la manera más empática y humana posible.

Nos encontramos con el químico, empresario y entrenador personal en Salut Healthy Kitchen, establecimiento de comida vegana en Puerta de Tierra, del cual es copropietario.

Allí abrimos nuestro menú de preguntas para las que Rocco sirvió cada respuesta como los alimentos que gusta confeccionar: sin sabores, colores ni aditivos artificiales.

Rocco, se habla de reasignación de género o de reafirmación de género, sin embargo, según me comentas, en tu caso prefieres llamar tu proceso como una transición.

—Yo creo que todos los seres humanos transicionamos en la vida de alguna manera u otra. Yo transicioné primero físicamente. Sigo siendo la misma persona, pero transicioné también en el aspecto mental e incluso espiritual. No me gusta llamarle afirmación de género, porque considero que ese término tiene que ver más con los medicamentos que se consumen para afirmar tu género y las cirugías disponibles para este proceso.

El sanjuanero considera que alcanzar un balance emocional es parte esencial en la multiplicidad de retos y procesos que enfrenta toda persona transgénero.

—Me considero una persona bien espiritual y una de las cosas que me ha ayudado mucho es aprender a meditar, a buscar otras herramientas, a identificar vacíos, como buscar tus traumas de niñez, y por qué pasan las cosas en tu presente. Todo eso te puede ayudar a ser una mejor persona. Todos pasamos traumas en la niñez y si no trabajas en ellos, se reflejan en tu etapa adulta. Yo trabajo cada día para ser una mejor persona.

Mencionas la niñez. ¿Cómo fue esa etapa de la vida para ti? ¿Qué recuerdas en cuanto al desarrollo de tu identidad de género en los primeros años de vida? ¿Cuándo comenzaste a sentir la necesidad de realizar un cambo de fémina a masculino?

—Tuve una niñez normal. Crecí en un hogar junto a mi madre, mi padre y mis hermanos, pero desde temprana edad comencé a sentirme atraído por actividades que se asocian regularmente con el género masculino. Me llamaban la atención los deportes como el baloncesto, surfing, correr patineta y quería tocar la batería. Tengo dos hermanos mayores y yo no entraba al cuarto de mi hermana a tocar ni jugar con sus cosas, yo iba al cuarto de mi hermano a probarme su ropa, a jugar con sus juguetes. Siempre supe que había algo diferente en mí, pero realmente no sabía lo que era, sabía que era diferente pero no lo entendí hasta más tarde cuando fui honesto conmigo y salí del clóset. Ser honesto conmigo me ayudó a protegerme. El término trans no se conocía entonces, pero yo siempre me vestía de hombre. Recuerdo que si íbamos a un restaurante, mi mamá me ponía un traje y yo escondía un bulto en el carro y me cambiaba y cuando llegábamos al restaurante yo estaba vestido de nene, y mi mamá me volvía a poner el traje y yo me ponía a llorar. Eso fue difícil. (Se ríe). En mi hogar, como suele suceder regularmente, hubo esa resistencia a comprender.

Pero ese deseo de asumir una identidad masculina, ¿trascendía al querer vestirte como hombre, es decir, como la sociedad determina que deben vestir los hombres?

—Sí. Por ejemplo, en la escuela, cuando se jugaba a las familias, a mamá y papá, yo siempre quería ser el papá. Les decía a mis amiguitas: “Yo soy el papá y tú eres la mama”. Recuerdo que iba mucho a la República Dominicana con mi familia, porque teníamos amistades allá, y una vez, cuando tenía como 12 años le dije allá a una niña de mi edad: “El doctor me dijo que cuando yo tenga cien años voy a ser hombre, así que me puedes besar”. Ahora rememoro eso y me sorprende que a esa edad yo pensara de esa manera. Pero era un tema del que nunca se hablaba.

¿Cómo llegas a tomar la decisión de comenzar a realizar en ti cambios a nivel físico?

—Mientras permanecí viviendo en Puerto Rico asumí el rol de ser una mujer straight. Sin embargo, cuando me voy a estudiar a los Estados Unidos, en California, donde tenía mi pareja masculina, me di cuenta que no podía seguir viviendo así, por lo que salí del clóset como lesbiana a los 23 años. Y luego, al par de años, me encontré buscando información acerca de lo que implica ser transgénero. Entonces, ya en mi etapa como lesbiana le pregunté a algunas parejas qué les parecía si yo me removía los senos y la respuesta siempre era que me dejaban, porque ellas querían tener a su lado a “una mujer completa”. Así que me aguanté por un tiempo. Hasta que en 2016 viajo a Tailandia en lo que describo como un viaje de descubrimiento. Comprendí que no era una mujer, que era un hombre, y que quería comenzar a hacer un cambio en mí, que era hora de escuchar mi ser. Es así como a los 30 años de edad comienzo mi transición.

Fue así como Rocco Santana, quien actualmente tiene 37 años, recorrió un proceso de autodescubrimiento por etapas para, casi sin darse cuenta, abrazar una realidad que sintió en lo más profundo de su ser desde su infancia.

LOS PRIMEROS PASOS

¿Cómo inició esa sucesión de cambios?

—Empecé con un tratamiento de cambio hormonal antes de removerme los senos. Hay gente que opta por no removerse los senos o que decide no recibir hormonas, por distintas razones, entre éstas porque a lo mejor su cuerpo ya produce bastante testosterona de manera natural. Pero yo decidí recibir testosterona y a los seis meses de tratamiento con hormona, acudí al quirófano para la remoción de senos.

¿Qué implicaciones o efectos conlleva la terapia hormonal?

—Experimentas efectos deseados y no deseados. Por un lado está el crecimiento de vello corporal, aunque también te puede dar calvicie. Aumenta la masa muscular y cambia la voz, pero se acelera el envejecimiento de la piel, se acentúan las líneas de expresión y aparecen dolencias en las coyunturas.

Rocco cuenta que ha realizado todo su proceso de transición en California, estado donde residió por 19 años, y donde los procesos hormonales y quirúrgicos para la reafirmación de género se llevan realizando por años.

Me comentaste que un médico de Puerto Rico reconoció la diferencia de cómo ha sido tu proceso a diferencia de cómo se lleva a cabo en la isla.

Sí. Fue mi terapista. Yo recibo mis hormonas desde California y yo mismo me inyecto la testosterona. En Puerto Rico, las personas tienen que acudir a una clínica para que les administren las hormonas, lo que puede complicar el proceso, porque todos los servicios se ofrecen en San Juan. Entonces, si resides en otra zona de la isla tienes que viajar para cada dosis de la terapia.

Por esta, entre otras razones es que Rocco Santana asegura que tiene un deseo genuino de apoyar a la comunidad LGBTTQ+ de Puerto Rico, motivado por su experiencia mientras residió en California donde percibió un ambiente de mayor solidaridad, comprensión e integración.

¿Se te ha hecho difícil ayudar a la comunidad trans en Puerto Rico?

—Creo que la gente piensa que vengo a mandar o a ser una competencia para personas que llevan más tiempo trabajando en favor de la comunidad.  Creo que se necesita más cohesión y apertura mental incluso dentro de la comunidad. Esto no puede ser una competencia, sino una alianza. Regreso a la isla luego de llevar 16 años en transición con la información sobre las posibilidades que existen. Por ejemplo, tengo un seguro de salud de California que me ha ayudado en todo mi proceso. Creo que aquí podríamos sentarnos a hablar con aseguradoras y ver cómo se pueden coordinar esos servicios aquí. Porque algo que debe quedar claro es que esto no es algo estético. Uno no enfrenta el proceso de reafirmación o reasignación de género por capricho, porque a mí me da la gana. Se trata de un tema médico que en muchos casos puede llegar a ser un asunto de vida o muerte para esa persona que desea completar su transición para alcanzar su plenitud como individuo y ser humano. De igual manera, estoy dispuesto a orientar a quien desee. Soy un libro abierto después que la comunicación se efectúe con respeto. A mí me llena y me gusta educar.

Regresaste a Puerto Rico en 2022 convertido en Rocco Santana. ¿Cómo reaccionó tu familia y tus amistades de la niñez?

—Algunas amistades de mi niñez me dijeron: “Ah, yo lo sabía”.  Hubo gente que me hizo bullying y ahora me han pedido perdón.  Mi familia lo tomó bien. La única persona que desafortunadamente no lo tomó bien y ya falleció fue mi papá. Para él fue difícil y nunca se dio esa aceptación.

¿Y tu mamá?

 —Cuando le dije que iba comenzar mi transición me dijo: “Cualquier cosa que te haga feliz me hace feliz. Tienes mi apoyo, después que tomes las decisiones con cuidado”.  Ella ha sido mi apoyo en esta transición. Me ha dicho: “Después que me dejes llamarte mi niña de vez en cuando, porque fueron muchos años en que fuiste mi niña, y si se me zafa se me zafó”. (Se ríe) Y yo le digo que está bien, que no hay problema. Yo no puedo esperar que mi mama, luego de 30 años de llamarme ella, de la noche a la mañana me llame él. Ella también está pasando por su proceso de transición.

En ese sentido, Rocco enfatiza la importancia de mantener una apertura mental.

—Hay personas que se ofenden por el asunto de los pronombres. Yo no soy de molestarme porque se equivoquen de pronombre, porque yo sé quien yo soy. He trabajado con mis emociones y no me ofende que alguien se equivoque en cuanto al  pronombre que use conmigo.

Estar a la defensiva puede crear barreras.

—Exacto. Es por eso que incluso se crean barreras entre la comunidad straight y la comunidad gay, porque entonces la gente se cohíbe de hacer preguntas. No hay un libro que te enseñe el 101 de ser transgénero. Uno no le puede echar la culpa al mundo entero. En todo esto es muy importante contar con un grupo de apoyo. He tenido mis momentos de rebeldía, pero por eso es importante tener un terapista sicológico, meditar, hacer ejercicios…

¿Cómo te impactó someterte a la transición mediante hormonas y cirugías a los 30 años de edad, es decir en tu madurez? Te pregunto y en esto quiero tu opinión basada en tu experiencia, porque sabemos que en Estados Unidos y en Puerto Rico es un tema de debate si es apropiado que personas reciban terapias hormonales para reafirmación de género en etapas muy tempranas de su vida.

—Si yo hubiese tenido la oportunidad de hacerlo a mis 20 años, hubiera sido mejor, pero en mi caso fue un descubrimiento que se dio poco a poco. Cada caso es distinto. En San Diego, California, conocí un caso de una niña que desde los cuatro años de edad comenzó a decir que era un niño. Sus padres comenzaron a llevarla a distintos médicos hasta que concluyeron que era un niño transgénero y, por eso la recomendación médica fue, luego de realizar una cantidad de exámenes médicos y en acuerdo con los padres que lo mejor era que recibiera lo que se conoce como “blockers”*. Son una serie de hormonas que detienen el proceso de la pubertad, para que en ese caso el niño o la niña no experimente los cambios físicos que trae la pubertad, porque ya se ha concluido que se trata de una persona trans. Mi opinión es a favor de los “blockers” en la pubertad, no antes, y luego de que se realicen muchas pruebas. Cuando una persona adulta comienza su transición mediante terapia hormonal experimenta una segunda pubertad en su vida.

¿Pasaste por esa segunda pubertad?

—Yo pasé por una segunda pubertad; primero, por mi pubertad de niña a mujer y a los 30 años, por mi pubertad como hombre. Experimentas por todos los cambios físicos y emocionales de la pubertad, lo cual no es fácil cuando ya eres mayor.

Rocco, hay algo que comentaste en un video que publicaste en las redes sociales que aborda otro aspecto importante -parte integral de todo ser humano- y es el tema de las relaciones sentimentales. Comentabas que para una persona transgénero este tema puede ser escabroso.

—Es difícil, pero no es imposible encontrar una relación sentimental al ser transgénero. Sin embargo, en el camino puedes encontrarte con diversos escenarios. Algunas mujeres straight son bicurious (personas que aunque se consideren heterosexuales u homosexuales sienten atracción por entablar una relación bisexual); algunas lesbianas pueden ser un poco bicurious también. Yo no voy a estar en una barra preguntando: “¿tú eres straight, eres bicurious, eres queer, eres pansexual? Yo no quiero ir con un billboard que diga: “Hey, yo soy un hombre trans”.  Entonces se me acercan los hombres… y algunos hombres pueden ser muy rudos; no entienden que no es no. En el fondo yo veo las personas como seres humanos, lo importante es que haya una conexión sentimental; no veo géneros. Hay hombres que cuando encuentran un hombre trans es como si encontraran un unicornio, nos hemos convertido en una especie de fetiche. Así que la escena del dating es más difícil.

Viviste en California muchos años, un estado con apertura política, social y con estructura de servicios médicos dirigidos a las personas trans que, según cuentas, te ayudó en tu proceso. ¿Qué consideras hace falta en Puerto Rico de manera apremiante para la comunidad trans?

—Hace falta más visibilidad, más educación, obviamente para quien quiera ser educado. Se necesita también un mayor sentido de comunidad. Pienso que aquí todo está segregado. Las personas trans ya sufren bastante, por sentirse incomprendidas, señaladas, y tienden a esconderse. Yo lo he hecho. He tenido momentos en los que me he escondido para sentirme seguro, para evitar acercamientos desagradables. Se necesita tener un sentido de más seguridad, porque en Puerto Rico hay mucha transfobia, y hay gente que desde las esferas de poder fomentan la transfobia.

Rocco comparte una anécdota para ilustrar como, aun dentro de las actividades más cotidianas, en la isla la comunidad trans no es tomada en consideración. Esta situación incluso podría actuar en detrimento de la industria del turismo, si Puerto Rico desea ser reconocido por la comunidad LGBTTQ+ internacional como un destino para vacacionar.

—Si me voy de chinchorreo por la isla y tengo que ir al baño, voy al de hombres. Pero entonces los baños de hombres suelen tener solo urinales, muchos no tienen inodoros -que yo me pregunto qué hace un hombre entonces si tiene que usar inodoro-. Entonces si no me he llevado mi prótesis tengo que pedir permiso para usar el baño de las mujeres. Debería haber la opción de un baño unisex aparte del de hombre o mujer. Cuando explico mi situación me han dicho que no me pueden dejar entrar al baño de las mujeres, y esto no se trata solo del trans que vive en la isla, estamos hablando de turismo.

¿En qué etapa te encuentras dentro de tu proceso?

—Hace poco me sometí a una histerectomía y entonces, obviamente, mi cuerpo no produce hormonas por lo que yo requiero tomar hormonas, testosterona, por el resto de mi vida.

¿Cuáles son tus metas a corto y largo plazo como profesional y como activista?

—Como empresario, quiero expandir este negocio en la isla y llevarlo a Estados Unidos. Deseo ampliarlo también en el aspecto de wellness y fitness. Como activista, creo que es necesario recordar por qué celebramos nuestro orgullo, lo que se ha vuelto en una fiesta, tanto aquí como en los Estados Unidos. Hay que recordar de donde nació, de la defensa de nuestros derechos. También creo que en Puerto Rico hace falta más opciones de entretenimiento y esparcimiento para la comunidad trans y para las mujeres gay; ambientes y lugares donde se sientan cómodas y seguras de divertirse y manifestarse.

Mencionaste algo que quiero que me expliques, es acerca de que tienes una prótesis.

—Es un aparato en forma de pene que funciona como un embudo. Te permiten orinar de pie; también puedes tener relaciones sexuales y funciona como packer, para formarte bulto. Esto último funciona cuando tienes disforia.

La disforia de género se define científicamente como “malestar o angustia relacionada con una incongruencia entre la identidad de género de un individuo y el sexo asignado al nacer”.

—Yo quiero realizarme la operación de faloplastia (creación quirúrgica de un pene), para sentirme completo. Es un proceso difícil y tedioso que consiste de tres operaciones, una cada por año. Lo más importante es que tu cuerpo no rechace ninguna etapa, que no tengas complicaciones. Estaba esperando por que surgiera tecnología más avanzada en cuanto a esta cirugía, pero ya estoy decidido que quiero hacerla y mi seguro de California cubre la operación completamente.   

No solo te has sometido a tratamientos hormonales y a cirugías, sino que te has dedicado a cultivar tu cuerpo mediante el levantamiento de pesas. De hecho, eres entrenador físico. ¿Cómo te sientes ahora cuando te miras en el espejo?

—¡Bien rico! (Se ríe a carcajadas) Yo me amo. Me miro al espejo y me amo más todavía.

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