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Justicia para Sara Millerey

Un crimen que conmovió a Colombia y al mundo enfrenta su primer avance judicial

SAN JUAN, Puerto Rico

Por Rev. Ignacio Estrada Cepero, para Pride Society Magazine

La captura de Juan Camilo Muñoz Gaviria, alias “El Teta”, presunto autor del homicidio de Sara Millerey González Borja, ha sido confirmada por las autoridades colombianas como un avance clave en la investigación del brutal crimen que estremeció al país el pasado 4 de abril. Este hecho no solo se inscribe en las trágicas estadísticas de violencia en Colombia, sino que se convierte en símbolo de una problemática más profunda: la transfobia estructural que persiste, impune y devastadora.

Sara Millerey, una mujer trans de 32 años, fue víctima de una violencia desmedida: golpeada, torturada, arrojada a una quebrada en Bello, Antioquia, donde finalmente perdió la vida. Su crimen no fue un acto aislado, sino una expresión brutal del odio hacia las personas trans, un odio que no distingue clases ni territorios, y que ha sido reproducido en redes sociales con un morbo cruel y revictimizante.

La captura del principal sospechoso, miembro del grupo criminal “El Mesa”, y su imputación por homicidio agravado y tortura, constituyen un paso necesario, aunque insuficiente, en la búsqueda de justicia. El dolor de su familia, de la comunidad trans y de tantas personas que han alzado su voz, no se apacigua con una sola detención. Exigimos una investigación completa, la identificación de todos los implicados y garantías de que casos como este no se repitan.

Fue capturado el presunto homicida de Sara Millerey, la mujer trans terriblemente asesinada en Bello, Antioquia. Foto circulada por la Policía Nacional de Colombia.

Este crimen ha trascendido las fronteras. En diferentes países se han levantado voces de indignación, se han celebrado vigilias y se han compartido mensajes de apoyo. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI, el simple hecho de ser quien se es pueda costar la vida? ¿Qué tipo de sociedad hemos construido si el cuerpo de una mujer trans se convierte en blanco de tortura y burla?

Sara Millerey no es solo una víctima: es el rostro de una realidad silenciada por años. Su nombre se suma al de tantas otras personas trans asesinadas por el simple hecho de existir fuera de las normas impuestas. Su muerte nos obliga a mirar de frente un problema que no puede seguir siendo ignorado por los gobiernos, los medios, las iglesias ni la sociedad civil.

Este crimen debe marcar un antes y un después. No puede quedar impune ni en el silencio. Las leyes deben proteger de verdad a la población trans. Las instituciones educativas, sanitarias y judiciales deben comprometerse con la inclusión real. Y cada persona, desde su rincón del mundo, debe preguntarse de qué lado de la historia quiere estar.

Sara Millerey merece justicia. Y merece, sobre todo, que su memoria no sea usada como simple estadística o titular pasajero. Su vida, su identidad y su dignidad claman por un mundo más humano, más justo y verdaderamente libre.

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