Fue una gran celebración y expresión en favor de la dignidad individual y colectiva. Un reclamo de equidad, libertad, y derecho a vivir y vivir en paz
SAN JUAN, Puerto Rico
Marchar de nuevo hasta La Fortaleza en una manifestación colectiva, casi seis años después del “Verano del 19” carga el ánimo de frustración, pues lleva a concluir que, en su mayoría, ni la clase política ni el pueblo asimilaron la lección de aquel momento histórico.
Pero allí estuvimos, el sábado 17 de mayo de 2025, frente a La Fortaleza o, al menos, hasta donde la barricada naranja lo permite. Esa elocuente metáfora de la desconfianza que ha prevalecido en los habitantes de la Mansión Ejecutiva precisamente desde aquel estío.
Llegamos como parte de la manifestación que llevó por nombre “¡Basta ya!” Breve expresión que se utiliza para exigir que cese de manera inmediata y contundente una conducta o acción que atropella, que daña, que lastima, que humilla.
La fecha se escogió de manera estratégica. El 17 de mayo se reconoce a nivel mundial como el día contra la homofobia, lesbofobia, bifobia y la transfobia. Siempre es bueno remitirse a la raíz de las palabras, y fobia se define como una aversión exagerada a alguien o a algo de un modo incontrolable, absurdo, que se aproxima a la obsesión.
Y obsesión es precisamente lo que algunos miembros de la legislatura que entró en función a principios de este año tienen con la comunidad LGBTQ+ de Puerto Rico. Una obsesión por conveniencia, para estrechar aún más esa relación simbiótica que mantienen con líderes religiosos fundamentalistas de denominaciones variadas para garantizar, de parte y parte, el beneficioso intercambio dinero/votos.
En un país que literalmente se cae en pedazos, con servicios de energía eléctrica, agua, salud, sistema educativo e infraestructura que no pueden describirse de otra manera que mediocres, la Legislatura se entretiene con proyectos de ley para garantizar libertad religiosa, para prohibir baños inclusivos, para impedir terapias hormonales, para complicar el acceso de una menor de 15 años a la posibilidad de terminar un embarazo que afecte su salud física y emocional. Proyectos de ley cuya necesidad ha sido desmentida por expertos en cada uno de estos asuntos. El propósito es evidente, llevar a rango oficial el discrimen contra las personas LGBTQ+ y, de paso, contra las mujeres.
Por eso nos convocamos y nos reunimos la tarde del sábado frente al ala norte del Capitolio. Les participantes fueron puntuales. El entusiasmo y la comprensión del propósito del evento eran más que evidentes. Al observar con detenimiento la multitud que se aglomeraba saltaba a la vista que todos los colores del arcoíris que simboliza a la comunidad LGBTQ+ estaban allí presentes.
La manifestación se llevó en orden. Les líderes de las diversas asociaciones que agrupan a la comunidad y que trabajan por su bienestar, lograron coordinar el apoyo de la Policía de Puerto Rico que, en reconocimiento del derecho a la libre expresión que cobija a todo hijo, hija e hije de este país, asistió en la logística y ofreció seguridad.
Se marchó, se bailó, se cantaron consignas, se denunció a viva voz el discrimen y se exigió su fin inmediato. Y de ese modo, más de un millar de personas representativas de la diversidad que abarca la comunidad LGBTQ+ se movilizó hombro con hombro, taca con tenis, hasta la calle Fortaleza, en un despliegue de activismo, valentía, común propósito, determinación, fuerza y alegría. Así, aquel nutrido grupo de ciudadanes alzó su voz, aplaudió, coreó y atendió los mensajes de les portavoces de diversas asociaciones que trabajan por la comunidad, así como a líderes políticos y religiosos solidarios y representantes del Colegio de Abogadas y Abogados de Puerto Rico y de la Asociación de Trabajadores Sociales de Puerto Rico, quienes se unieron en la denuncia contra un gobierno que no trabaja para todo el pueblo, y que con sus acciones fomenta el discrimen contra un sector de la ciudadanía que aporta al bienestar y progreso del país con su trabajo, capacidad y talentos. En un momento solemne, se honró la vida de las personas de experiencia trans asesinadas, víctimas de crímenes de odio y se llamó la atención a cómo el discurso discriminatorio desde la legislatura puede fomentar la violencia contra la comunidad trans.

Fue una gran celebración y expresión en favor de la dignidad individual y colectiva. Un reclamo de equidad, libertad, y derecho a vivir y vivir en paz.
Cabe destacar que, a su paso por la calle San Francisco, la Plaza de Armas y la calle Fortaleza, la manifestación fue recibida con respeto, agrado e incluso con gestos de apoyo y solidaridad, por parte de ciudadanos y turistas.
Con toda probabilidad, no faltará quien quiera restarle lustre a esta manifestación de la comunidad LGBTQ+ puertorriqueña con el argumento de que logró reunir a poco más de un millar de personas. Ante eso, hay que tomar en consideración que los pronósticos meteorológicos apuntaban a una probabilidad de lluvia sin precedentes, lo que se materializó pues muchos sectores de la Isla sufrieron inundaciones ese día. Como si se tratara de una bendición, sobre Viejo San Juan, la lluvia se detuvo precisamente desde la hora en que se convocó la manifestación.
Sin embargo, colocando el factor ambiental a un lado, es imperioso reconocer que, precisamente ese patrón de acoso y discrimen institucionalizado que un sector de la Legislatura, con el aval de la gobernadora, pretende imponer sobre la comunidad LGBTQ+, desalienta la movilización y el ejercicio de sus derechos a personas que se pueden sentir amedrentades y amenazades e insegures. Pero sin exagerar, multiplique por cien o más a cada una de esas mil y pico de personas que no le hizo caso a la lluvia, ni al temor, ni a alguna condición de salud, ni a los embates de la edad o de alguna diversidad funcional.
Más encomiable aún resulta que para darse cita en esta manifestación, la comunidad LGBTQ+ de Puerto Rico no necesitó del llamado de “influencers” con millones de seguidores o de estrellas de la música y el deporte.
Se demostró que posee la capacidad y la fuerza para autoconvocarse y para luchar por sus derechos. Por eso puede proclamarse con convicción que la manifestación del 17 de mayo de 2025 frente al Capitolio y la Fortaleza fue un rotundo éxito que marca el primer paso de una nueva etapa de activismo.
- El autor es periodista, escritor, miembro de la Federación LGBTQ+ de Puerto Rico