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Hay frases que se han convertido en verdaderos monumentos de la cobardía emocional. Una de ellas, quizás la más elegante, poética y traicionera de todas es: Necesito tiempo y espacio para encontrarme conmigo mismo. A simple vista suena madura, ancestral, casi espiritual y canónica. como si la persona estuviera por emprender un retiro zen en el Tíbet, descalza y en silencio, buscando en el olor a curri su yo interior. Pero, seamos honestos: en el 99% de los casos, ese yo interior, o vive en el mismo barrio o trabaja en la misma oficina y chatea uno con él, o ven series en Netflix mientras procesa sus emociones.
La excusa del tiempo y espacio es el equivalente sentimental de poner el amor en modo avión; uno no sabe si la conexión se va a restablecer o si el otro simplemente apagó el celular para siempre. Es una forma decorosa de decir: No tengo el valor de decirte que ya no quiero estar contigo, así que le voy a echar la culpa a una crisis existencial, producto de los gritos que me dio la maestra de kinder garden, o el trauma que me ocasionó la muerte de mi pollito de pascua favorito… o, quizás, el recuerdo de la cabeza del lechón que mi mamá guardaba en el congelador para obligarme a bañar cuando no quería.
Claro, el que recibe la noticia entra en modo detective. ¿Encontrarse consigo mismo? Y piensa: ¿Dónde se habrá perdido? ¿En el supermercado? ¿En Tinder? Y empieza a repasar mentalmente cada momento: el desayuno de ayer, la llamada no contestada, el cambio de clave en el celular. Todo empieza a tener sentido: el otro no necesitaba espacio… necesitaba escapar.
Lo más irónico es que quienes dicen esa frase lo hacen convencidos de que están siendo nobles y que están dejando la relación con madurez y, hasta se sienten compasivos. Pero lo cierto es que esa búsqueda interior dura exactamente lo que tarda en aparecer una nueva persona que, mágicamente, aparece con brújula en mano y los ayuda a encontrarse. Qué coincidencia tan espiritual… ¿cierto?
Y sí, hay casos en los que alguien genuinamente necesita estar solo para sanar, pensar, o decidir si quiere seguir construyendo algo. Pero esos casos se distinguen porque la persona realmente hace el trabajo; va a terapia, hace introspección, propicia el crecimiento personal. No sube selfies con frases de autoayuda tipo fluir es soltar, o conociéndome a mí mismo, tomándose un mojito en la playa pretendiendo estar solo, mientras el reflejo en las gafas lo delata. Carajo, hoy todo el mundo tiene una aplicación para editar fotos. En Canva, por ejemplo, buscas erease, y puedes manipular la imagen sin perder el fondo.
Así que cuando alguien te diga que necesita tiempo y espacio, no sufras tanto… agradece. Porque esa frase, por más cursi que suene, te está ahorrando el trabajo de seguir en una relación con alguien que no sabe si necesita amor, meditación guiada o medicarse. Y si un día eres tú quien siente la necesidad de usarla, ajústala a algo más honesto: Necesito tiempo y espacio porque necesito claridad, y no quiero arrastrarte en mi confusión. A menos que decidas ser totalmente transparente y sincero: No necesito encontrarme conmigo mismo. Ya sé dónde estoy. La relación no está funcionando y en este momento, quiero estar en soledad.
Duele igual, pero al menos le ahorras a la otra persona las dudas, el sentimiento de culpa y el tiempo buscando en Google Maps al yo interior que se perdió la noche antes.
Porque, como están las cosas, es más fácil encontrar las coordenadas de Torenza, que la ubicación de un cobarde que se esconde entre los subterfugios y un espacio sin tiempo definido.

