Mariann Edgar Budde: una líder religiosa que une la fe y la justicia social
WASHINGTON, DC
Servicios Combinados
Mariann Edgar Budde, obispa de la diócesis episcopal de Washington, ha llamado la atención nacional por su valentía al confrontar a líderes políticos con un mensaje basado en los principios del amor, la inclusión y la justicia. En el servicio de oración nacional celebrado en la Catedral Nacional de Washington la semana pasada, su sermón pidiendo misericordia hacia las comunidades marginadas, como inmigrantes y personas LGBTQ+, no solo resonó profundamente entre sus seguidores, sino que también desató un debate entre sectores políticos y religiosos.
¿Quién es esta obispa que se ha convertido en una figura clave en el activismo social desde la fe?
Un liderazgo histórico
Nacida el 10 de diciembre de 1959 en Summit, Nueva Jersey, Budde no solo es una líder espiritual, sino también una pionera: en 2011, se convirtió en la primera mujer en asumir el cargo de obispa de Washington. Desde entonces, ha liderado 86 congregaciones y 10 escuelas de la diócesis, cubriendo Washington D.C. y partes de Maryland.
Budde tiene una sólida formación académica. Se graduó magna cum laude en Historia por la Universidad de Rochester en 1982 y más tarde obtuvo su Maestría en Divinidad y su Doctorado en Ministerio en el Virginia Theological Seminary. Antes de ser elegida obispa, pasó 18 años como rectora de St. John’s Episcopal Church en Minneapolis, donde destacó por su capacidad de unir la vida pastoral con el activismo social.
Un llamado a la justicia social
La obispa Budde ha dedicado su ministerio a abogar por la equidad racial, la reforma migratoria y la inclusión LGBTQ+. Sus sermones y escritos reflejan una profunda convicción: la fe cristiana no debe limitarse a la contemplación, sino traducirse en acciones concretas que defiendan la dignidad de todas las personas.

“Seguir a Jesús significa actuar con compasión y justicia, especialmente hacia aquellos que están al margen”, ha dicho en múltiples ocasiones. Este enfoque la ha convertido en una figura admirada dentro de la Iglesia Episcopal, pero también en blanco de críticas por parte de sectores más conservadores.
El sermón que desató la polémica
Durante el servicio de oración nacional al que asistió Donald Trump, Budde aprovechó el momento para enviar un mensaje claro. Dirigiéndose a los líderes presentes, afirmó: “Estamos llamados a proteger a los vulnerables y a construir un mundo donde la justicia prevalezca sobre la división”. Aunque nunca mencionó a Trump por su nombre, el contenido de su mensaje fue interpretado como una crítica directa a las políticas de su administración.
Trump no tardó en responder, calificándola en redes sociales como una “radical de izquierda” y exigiendo una disculpa. Budde, sin embargo, no retrocedió. En entrevistas posteriores, declaró: “No me disculparé por defender la compasión. Ese es el corazón de mi fe”.
Las críticas conservadoras y su impacto
Desde el sermón, Budde ha sido objeto de ataques en redes sociales y por parte de líderes religiosos conservadores, quienes la acusan de politizar su rol como líder espiritual. El pastor Franklin Graham, por ejemplo, afirmó que la obispa se ha desviado de la “verdad bíblica”.
Sin embargo, Budde se ha mantenido firme. Para ella, no se trata de política, sino de valores universales de justicia y amor al prójimo.
Más allá de la polémica: una visión inspiradora
En su vida personal, Budde está casada con Paul Budde, con quien tiene dos hijos adultos. Cuando no está cumpliendo con sus responsabilidades pastorales, disfruta de cocinar para su familia y andar en bicicleta. Además, es autora de varios libros sobre espiritualidad y predicación, lo que refuerza su compromiso de llevar la fe a las comunidades de una manera accesible y contemporánea.
La obispa Mariann Edgar Budde encarna una forma de liderazgo religioso que no teme alzar la voz por los derechos de los marginados, incluso si eso la pone en el centro de la controversia. En un tiempo de división política y social, su ejemplo recuerda que la fe puede ser una herramienta poderosa para unir, sanar y transformar.