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“El Teta”: un rostro del crimen tras el asesinato de Sara Millerey

La justicia comienza a abrirse paso entre la transfobia y la impunidad

SAN JUAN, Puerto Rico

Por Rev. Ignacio Estrada Cepero, para Pride Society Magazine

Este miércoles 30 de abril, Colombia dio un paso importante hacia la justicia con la captura de Juan Camilo Muñoz Gaviria, alias “El Teta”, presunto responsable del transfeminicidio de Sara Millerey González Borja, una mujer trans de 32 años asesinada con brutalidad en Bello, Antioquia. Su crimen, grabado y viralizado con sevicia, estremeció a un país que aún no logra proteger a quienes son más vulnerables.

La captura se logró gracias a una investigación rigurosa basada en el análisis de más de 130 horas de grabaciones de cámaras de seguridad, como reveló la Policía Nacional. Este material, obtenido de la zona donde ocurrieron los hechos y de otras fuentes, permitió identificar los movimientos de alias “El Teta” antes, durante y después del crimen. Fue ese trabajo minucioso el que delató su participación y condujo a su ubicación y captura en el mismo municipio de Bello.

¿Quién es alias “El Teta”?

Muñoz Gaviria, de 36 años, tiene un amplio prontuario criminal. Se le vincula como miembro activo de la banda delincuencial “El Mesa”, una estructura dedicada al narcotráfico, la extorsión, los homicidios y el control territorial. Sus antecedentes incluyen condenas previas por homicidio agravado y tráfico de estupefacientes, así como seis anotaciones judiciales por delitos como porte ilegal de armas y concierto para delinquir.

No es la primera vez que enfrenta a la justicia: en 2021 fue capturado por otro asesinato en Bello, lo que agrava aún más su historial.

Captura, imputaciones y posible condena

El general Carlos Fernando Triana, director de la Policía Nacional, confirmó que alias “El Teta” deberá responder por los delitos de homicidio agravado y tortura, reflejando la sevicia con la que actuaron contra Sara. Según expertos judiciales, podría enfrentar una pena de hasta 60 años de prisión, una de las más altas contempladas en la legislación colombiana para casos de homicidio con agravantes y motivaciones de odio.

Una captura que responde a una sociedad en alerta

Desde que se conoció el crimen, la indignación fue inmediata. Miles de personas se pronunciaron en redes sociales, se convocaron vigilias, y organizaciones de derechos humanos exigieron al Estado una respuesta ejemplar. La presión pública llevó al gobierno a ofrecer hasta 100 millones de pesos de recompensa por información que condujera a los responsables, medida que también ayudó a acelerar las labores de inteligencia.

Un caso que trasciende fronteras

Sara Millerey no fue solo una víctima: se convirtió en un símbolo. Su asesinato, ocurrido con brutalidad y luego difundido con morbo, no solo dejó una huella en Colombia. Medios internacionales como El País, CNN, Infobae, y redes de activismo trans de América Latina han puesto el foco en este caso como emblema de una violencia sistemática.

La justicia apenas comienza

La captura de alias “El Teta” es solo el primer paso. Aún hay otros implicados. Aún hay heridas abiertas. Aún hay una deuda inmensa con la comunidad trans, que exige vivir sin miedo, con dignidad, con derechos plenos.

Hoy, en medio del dolor, la memoria de Sara nos recuerda que no hay paz sin justicia, ni justicia sin verdad.

Su nombre sigue latiendo.

Porque su vida importa. Porque su historia no se borra. Porque su dignidad es la nuestra.

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