El gobierno federal finiquitó la semana pasada al menos 68 subvenciones a 46 instituciones, cuyas repercusiones también llegan a la Isla
WASHINGTON, DC
Servicios Combinados
Una oleada de cancelaciones de subvenciones por parte del gobierno de Estados Unidos afectó la semana pasada a investigadores enfocados en la salud de personas gays, lesbianas y transgénero. La medida forma parte de los esfuerzos de la administración del presidente Donald Trump por eliminar lo que califica como ciencia influenciada por ideologías.
Según un sitio web gubernamental, al menos 68 subvenciones fueron anuladas a 46 instituciones, con un valor original cercano a los 40 millones de dólares. Aunque parte de los fondos ya había sido utilizado, se retiraron al menos 1,36 millones de dólares en apoyo futuro, aunque sólo hay estimaciones disponibles para menos de un tercio de las subvenciones canceladas.
La mayoría de los proyectos afectados estaban relacionados con minorías sexuales, incluyendo investigaciones sobre prevención del VIH. También fueron interrumpidos estudios sobre cáncer, suicidio juvenil y salud ósea.
Andrew Nixon, portavoz del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés), indicó que la agencia está «comprometida con restaurar nuestras instituciones a su tradición de mantener un estándar de oro basado en la evidencia científica». Las subvenciones fueron otorgadas por los Institutos Nacionales de Salud (NIH), una entidad bajo el HHS.
Uno de los proyectos cancelados, desarrollado en la Universidad de Vanderbilt, daba seguimiento a la salud general de más de 1.200 personas LGBTQ mayores de 50 años. Aunque la mayor parte de la subvención ya se había utilizado, el proyecto esperaba una renovación de fondos en abril, explicó Tara McKay, directora del Laboratorio de Políticas LGBTQ+ de la universidad.

McKay señaló que la rescisión impide la renovación de los fondos, lo que pone en riesgo los resultados a largo plazo del estudio. No obstante, el proyecto ya había producido más de veinte artículos académicos, varios de los cuales se utilizaron para capacitar a profesionales de la salud en el trato adecuado a personas LGBTQ, contribuyendo a mejorar el acceso a exámenes preventivos y tratamientos como la detección de cáncer.
“Eso nos ahorra mucho dinero en atención médica y salva vidas”, afirmó McKay.
Conocer mejor a las poblaciones minoritarias puede beneficiar el conocimiento médico en general, señaló Simon Rosser, investigador sobre cáncer en hombres gays y bisexuales en la Universidad de Minnesota.
“Ahora mismo ya no hay ningún espacio en Estados Unidos para estudiar el cáncer LGBT”, dijo Rosser, cuyas subvenciones fueron canceladas el viernes.
“Cuando decides cancelar todas las subvenciones sobre minorías sexuales, realmente estás frenando el avance científico, para todos”, añadió Rosser. Advirtió que jóvenes investigadores perderán sus empleos y que el campo entero se verá afectado.
“Es la pérdida de toda una generación de ciencia”, sentenció.
Las cartas de rescisión obtenidas por medios de comunicación indicaban como razones que las investigaciones eran “no científicas” o que “no contribuían a mejorar la salud de muchos estadounidenses”.
Ese lenguaje fue percibido como personal y doloroso, dijo McKay.
“Mi proyecto fue acusado de no beneficiar al pueblo estadounidense. Y, ya sabes, las personas queer y trans también son estadounidenses”, afirmó.
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