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Las aportaciones de la danza y el performance para abordar asuntos cuir y de afrodescendencia

Awilda Rodríguez Lora y Alejandra Rosa, artistes de la danza, la coreografía y el performance, comparten sus procesos creativos, vivencias, retos y satisfacciones

SAN JUAN, Puerto Rico

Por Eliezer Ríos Camacho, Pride Society Magazine

Poner el cuerpo, la cuerpa, el cuerpe. Es estar presente para ser mirado, leído, interpretado. Las artes escénicas de la danza y el performance poseen en común el cuerpo humano como medio de expresión, por eso se entrelazan y por eso además resultan idóneas para abordar temas sobre género, identidad, racialidad y racismo en busca de cuestionar, de entender, de combatir… o quizás de nada en particular.

Puerto Rico cuenta con un legado rico y extenso en materia de exponentes y representaciones de danza y performance. Sin embargo, tal y como ocurre con otras manifestaciones artísticas, las miradas eurocentristas y heteronormativas han prevalecido como la regla y no es hasta tiempos recientes que se ha abierto la conversación, tras mucho luchar, para dar cabida en el escenario amplio miradas y expresiones que parten desde lo afro y lo cuir.

Es por eso que resulta necesario y en extremo enriquecedor e iluminador conversar con artistas y artistes que han puesto el cuerpo, pero sobre todo la mente y la perseverancia para ocupar espacios necesarios. Lo han hecho por ellas y elles pero al final, al prestarles atención, todo el país resulta ganador.    

Para abordar todo lo anterior conversamos simultáneamente con Awilda Rodríguez Lora y Alejandra Rosa.

Rodríguez Lora es directora del Programa de Danza de la Universidad del Sagrado Corazón, con más de dos décadas de trayectoria como coreógrafa. Sus proyectos artísticos son transdisciplinarios, enfocados en la cuerpa como materia prima, con el objeto de transformar individues desde la exploración de experiencias compartida. Lidera a la vez su proyecto La Mujer Maravilla, el cual describe como una plataforma que busca cuestionar y accionar las multiplicidades  del concepto mujer a través del arte.

Rosa, por su parte, se describe como escritore, performere y movedore afrocuir no binarie. Forma parte de la compañía de danza-teatro antirracista  Danza Orgánica. Es periodiste y escritore, ganadore de la Beca Gabriel García Márquez de periodismo cultural  2019 y 2020.

Algunas de mis preguntas fueron recibidas con agrado, otras tocaron asuntos que incluso les cansa discutir, si bien admiten la importancia de responder a los mismos, solo que se les hace más cómodo y real abordarlos desde la danza y el performance que desde la palabra. En resumen, hablamos, nos escuchamos, nos reímos y nos asombramos. El balance fue rico. A continuación la transcripción de un encuentro maravilloso.

ARL: «Porque no podemos ignorar las miradas de los otros, que te van a mirar con ciertos ojos, en este caso, cuerpos racializados, cuerpos feminizados».

Cuando se habla de afroperformance, ¿de qué se trata? ¿cómo se puede describir?

AR –  Me gusta pensar que al performance afro, el “afro” se le adjudica como por un tema de visibilización, pero es el arte del performance, gestado por cuerpes racializados o cuerpes negres que es como nos autoidentificamos. Es como una capa que se le suma, porque cada performero tiene su definición para acercarse a este gran arte. Desde mi persona lo pienso como una acción que interroga el poder desde una perspectiva de justicia racial y de justica de género Esa definición me ayuda a poder integrar todo lo transdisciplinario que soy. Desde mi práctica, si es un gesto intencional para interrogar el poder desde este lugar de liberación y pongo el cuerpo en él es una acción performática.

ARL – Al poner el cuerpo, como menciona Ale, ya hay contenido, ya estamos ofreciendo una cantidad de información. Este cuerpo significa esto o aquello; es producto mismo de la cultura visual. Si profundizamos en la economía del arte, en qué podemos vender y qué no como arte, que es lo que pasa si ponemos un objeto. Pero ¿qué pasa si ponemos un cuerpo? ¿Podemos venderlo o no?  Entonces si ahondamos en lo que es un afroperformance nos remitiríamos a los tiempos de la esclavitud, donde nos tenían en una posición de vendernos y teníamos que performar: Quién era más fuerte. Quién podía tener hijos. Quién podía hacer las tareas domésticas y entonces en el contexto de lo cuir, como performamos para tener acceso a ciertos espacios. Es cómo posicionamos el cuerpo para ser visto por el otro entendiendo esa mirada del otro y cómo informamos lo que queremos contar. Porque no podemos ignorar las miradas de los otros, que te van a mirar con ciertos ojos, en este caso, cuerpos racializados, cuerpos feminizados.

La conversación da un giro hacia la lingüística y la semántica, ante el uso de la palabra performance, tomada del inglés y adoptada por el español para nombrar esta manifestación artística. En ese sentido, Awilda Rodríguez Lore admite que cuestiona su significado.

ARL – En inglés esa palabra se usa para definir rendimiento, por ejemplo de una máquina. Cuando pensamos en trabajo es como está el desempeño de ese trabajador; en deporte, cómo es la ejecución de ese atleta. Entonces, al repensar ese término como definición de lo que nosotros hacemos me gusta más irme por el lado latinoamericano que lo llama el arte acción o el arte vivo, porque es poner el cuerpo en un contexto poético y en un espacio determinado.

Como toda experiencia con el arte, cuando el público presencia el performance va a verlo desde su experiencia, sus prejuicios, su realidad.  El artista del performance, ¿busca contar, comunicar, romper o no esquemas desde su cuerpo, del conocimiento del cuerpo?

ARL – El artista debe tener presente esa historia que el cuerpo carga a la hora de vulnerabilizarse. Al poner su cuerpo frente a un público es un espacio vulnerable porque pones el mismo cuerpo con el que amas, con el que sufres, en función del arte. Es importante conocerse. Yo siempre que entro en escena me siento invencible, por eso uno de mis proyectos se llama La mujer maravilla. Yo me expongo, pero sé desde donde lo hago y siempre voy acompañada con la verdad que es el arma más poderosa que tenemos.

¿Como se entrelazan cuerpo, género y raza o racialidad?

AR – Más que entrelazarse se trata de que si ponemos el cuerpo irremediablemente todo lo que me preocupa, me mueve, lo que quiero decir, lo que me molesta, me da miedo, cómo me siento en un espacio determinado, tiene que ver con la historia de uno y la historia ancestral que uno carga. Todo es parte del camino.

ARL – Pienso en esa interseccionalidad con un presidente que elimina los departamentos de equidad, inclusividad y diversidad… En nuestra comunidad, donde el lenguaje busca delimitar, donde si eres trans no eres mujer y si eres gay no eres mujer, cuando deberíamos pensar en la complejidad y la hermosura de la diversidad del ser humano. Prefiero pensar que ese ser tenga una expresión de género que no es necesariamente la que nos enseñaron y esa persona, mujer, negra, no es siempre la esclava y sí la mujer empresaria. Pasan tantas cosas en un cuerpo. Por eso apuesto a este trabajo, porque tal como me ves tampoco soy así. Todos somos un montón de cosas. En un cuerpo pasan un montón de cosas como pasan en nuestra comunidad LGBTQIA. Todos somos importantes, pero qué pasa cuando empezamos a dividirnos. Lo mismo, si pensamos en la experiencia cuir, o la experiencia disidente, la experiencia de la loca que es como a mí me gusta definir mi cuirness. Me gusta porque el término se ha asociado negativamente tanto hacia los hombres como hacia las mujeres. La loca es siempre la que rompe la norma. Nuevamente, cuir es un término de Estados Unidos, pero en nuestra idiosincrasia, la loca -sea hombre o mujer- rompe la norma y resulta peligrosa porque rompe la norma; y ahí se te olvida la interseccionalidad. Fragmentarnos nos está separando literalmente. Las definiciones no son finitas; cada fuente de información te ofrece definiciones distintas y ninguna está mal. No es un problema que yo me llame loca, gay, lesbiana, transexual, es que no te ates y ni el otro me ate a nada.

AR: «Estar presente es la verdad, es uno de los pocos estadios que te permiten mirarte desde la honestidad».

¿Cómo se lucha contra el racismo desde la danza el teatro y el performance?

AR -Muchas gracias por esa pregunta. Se lucha no dejando de poner el cuerpo, pero teniendo conciencia sobre dónde, cómo, y cuándo poner el cuerpe y en qué historia ponerle. Se desarrolla una sensibilidad o una especie de coraza para discernir hacia donde ir. Cómo se está leyendo mi cuerpo en este espacio o porque mi cuerpo está invitado en este espacio. Porque a veces hay como una prenarrativa sobre lo que tiene que hacer, representar, y decir les cuerpes afrodescendientes. Hay ideas de cómo debe moverse el cuerpo negro, y uno debe romper con eso. Y creo que se lucha contra eso proponiendo otras narrativas, diciendo: “No quiero esta colaboración, esto no se alinea a mí”, y a nivel interno con el trabajo que uno hace desde la transdisciplinariedad.  En mi caso ha sido dejando de tratar de responderle tanto a esas agresiones porque me agoto. No quiero que todo lo que yo haga sea para erradicar el racismo.  Quiero pensar más que mi práctica interna e íntima es la que se centra en nuestro poderío, nuestra belleza, el placer, las contribuciones de mi familia, nuestra ancestralia, generar espacios de sanación, para mí, para esta cuerpa y para los espacios comunitarios. Es sostenerse uno en su propia honestidad sobre dónde estoy, más allá del mundo entero. Esta cuerpa es una respuesta al racismo porque contrapropone otra historia y no permite que esa violencia defina la narrativa de lo que quiero hacer. Recuerdo una vez que me pidieron un poema para una antología y me respondieron que si podía ser un poco más afrocuir. (Les tres estallamos en risas de asombro e incredulidad.)  Era como, ¿qué hace falta que le eche al poema? Creo que entonces al decir no ante situaciones como esa uno lucha contra el racismo. Es defender como existo, y como existo ya soy. Ahí se ve lo que hablábamos de interseccionalidad. A veces voy a los espacios y es como: “en este espacio está bien que seas negra, pero no está tan cómodo si eres cuir” o es un espacio cuir pero miras y eres la única persona negra y eso quiere decir que todas las preguntas sobre negritud van a recaer sobre mí. Uno se defiende estableciendo esos límites e intentando que uno no sea la única persona negra en ese espacio.  

ARL -Es como que se asume esta responsabilidad de que por ser un cuerpo negro le toca explicar el racismo. Por eso le hago un llamado a todas las personas que tienen acceso al poder a ver cómo toman decisiones, sea en la danza, en el performance, en museos, las galerías, a cuestionar quiénes están, pero también quiénes faltan. Hay espacios donde se están tomando decisiones importantes y no hay una persona negra o una persona cuir en la mesa. Desde las posiciones que he asumido en la academia en manejar proyectos, hago esa pregunta. No es preguntar quienes participan, sino cómo invitamos, quién dirige, quién está en la junta. En la toma de decisiones de poder es que podemos erradicar el racismo. Es identificar los cuerpos que faltan en esos espacios de poder. La responsabilidad de erradicar el racismo no es exclusiva de la gente negra, porque en verdad el racismo no lo creamos nosotros, lo crearon las personas blancas o de otros colores a través del colonialismo. A veces asumimos esa responsabilidad y a veces no, porque no quiero volver a ser la persona que responde o que dice nuevamente: “Yo no puedo ser la única persona negra en esta mesa”. Hay más voces, más seres humanos sumamente preparadas. Por otra parte, a veces pensamos que erradicar el racismo es ir como con esta rabia y en verdad es erradicarlo desde un lugar amoroso. Yo te quiero sorprender ante quizás tu imaginación de lo que se supone que haga y se comporte un cuerpo como el mío, racializado, que ya se está viendo como un cuerpo violento.

¿Por qué es importante conocer y estudiar estas manifestaciones artísticas y que lleguen al público, que nuestro público puertorriqueño aprecie al arte del performance que aborda el tema cuir y racial?

AR –  Creo que a veces estamos tan ausentes, con tanta cosa pasando, que les cuerpes están en un estadio de supervivencia, anestesiados que no se está del todo presente y ahí es cundo el performance te regala la oportunidad de estar. Estar presente es la verdad, es uno de los pocos estadios que te permiten mirarte desde la honestidad. Y hacerte cargo del trabajo que tienes que hacer para deconstruir esas narrativas racistas antihumanidad, antitrans, pero solo puedes llegar ahí si estás presente. Es darte cuenta de ti mismo.  El performance más que estudiarlo, hay que acompañarlo, presenciarlo. Es importante estudiarlo desde la historicidad, conocer y valorar las aportaciones que ha hecho gente negra, racializada. Eso te da herramienta para evitar que se borre la memoria histórica y completarla.

ARL -Yo me dedico a la danza porque no me veía (representada) en la televisión, ni en los museos, no me veía en ningún lado. Y lo voy a seguir haciendo para que generaciones más jóvenes vean que es posible ser cuir, negra, mujer, persona, puertorriqueña, de otra manera, que no existe una sola manera de ser. Es tener este cuerpo presente. También para nuestros mayores, que nos vean y se inspiran. A veces ellos te dicen, “yo ni pensaba que eso era posible”. En la televisión y el teatro puertorriqueño todavía vemos los mismos personajes, y a este único actor negro para hacer todos los personajes; y pasa también en la danza. Por eso tenemos que poner el cuerpo. No hay nada más poderoso que un cuerpo frente al tuyo. Yo estoy convencida de que los seres humanos somos la mejor tecnología. No lo supera la inteligencia artificial ni nada. Esa experiencia de poner el cuerpo y presenciar el perfomance, la danza, el teatro, compartir el mismo aire; tú no sales siendo la misma persona.

Menciona que no se veía en el teatro ni en la televisión. ¿Ha representado entonces el performance y la danza un espacio para el artista negro?

ARL -Es importante ver la historia para entender la posición del cuerpo negro en las artes escénicas porque desde hace mucho tiempo se ha asumido que estamos al servicio de alguien, desde hace muchos siglos, y ahí es cuando se complica la cosa, ahí es cuando quizás algunos de nosotres no quisiéramos entretener a nadie. No queremos bailar, ni performear ni hacer teatro, Porque me cansé. Por eso el trabajo que estamos haciendo de sostener este espacio de entretenimiento, porque yo sé que estoy entreteniendo al público, pero a la vez que te voy a entretener te voy a poner en posiciones donde tienes que pensar como tú estás consumiendo mi cuerpo, porque yo decido como tú lo consumes, no tú, y ahí es cuando comenzamos a transgredir esa historia de la violencia hacia nuestros cuerpes.

AR – Yo me suscribo y pienso en las estructuras que permiten que una vez que llegas a ese lugar donde encuentras cómo subvertir, entonces tienes que buscar las estructuras para sostener las necesidades que necesita un bailarín, un performere, donde uno entrene, las escuelas de formación. Entonces, ¿cuáles son las compañías de danza? ¿Quién toma las decisiones sobre lo que se va a representar? ¿Cuánta gente negra hay decidiendo y dirigiendo las piezas de danza? ¿Cuánto movimiento afrodiaspórico hay en esas estéticas?  ¿Cómo estudio el ballet desde un punto afrocentrado? Y para ese acercamiento afrocentrado ¿dónde están los espacios de formación en Puerto Rico? Es una pregunta que hago y articulo y Awilda con su trabajo ha dado con la respuesta.  

¿Consideran que fue necesario salir de Puerto Rico para descubrir mejor, construir mejor lo que ya ustedes sentían que querían hacer como artistas?

ARL -Yo bailaba a nivel profesional, en una compañía, y estaba feliz, pero no me veía ahí. Siempre mis caderas eran muy anchas, mis nalgas eran muy grandes. Se me veía como una bailarina muy voluptuosa y yo estaba tratando de ser más flaca, menos negra, porque era lo que se me pedía. Cuando llego a Estados Unidos voy a un festival de danza y veo la compañía Urban Bush Women, compuesta por mujeres negras de diferentes diásporas haciendo una pieza que se llamaba Batty Moves que era, literalmente, el movimiento de las nalgas. Y era una pieza de danza que se presentaba en un teatro de la Universidad de Houston. Me impactó ver que se podía bailar con un cuerpo como el mío y que podía ser aplaudida. Estamos hablando de los años 90. Entonces mucha de mi identidad y de mi celebración de quien yo soy ha venido por estar en la diáspora. Entonces vuelvo con esa información y ahora con mi doctorado estoy en el proceso de reconocer lo que se había hecho en Puerto Rico, pero a lo que yo no tuve acceso. De una Sylvia del Villard, que estaba viva cuando yo estaba aquí; de una Awilda Sterling Duprey, que estaba bailando, pero yo no tenía como llegar a ellas. No sabía de ellas, porque los medios no las visibilizan, se mueven en una escena limitada. El racismo está compenetrado en esta colonia, pero lo estamos erradicando.

AR: «Yo me empecé a reconocer como artista del performance porque sentí que era el único genero cuir que me contenía».

AR -Yo estuve estudiando tres años en Cambridge, Massachusetts y a las nueve de la noche aquella ciudad se apagaba y no pasaba absolutamente nada. A veces uno subestima la cantidad de producción cultural que Puerto Rico gesta. No paramos, haya pandemia u otras cosas. Es increíble. Eso me renueva la fe. El arte es algo más. Es el lenguaje, como procesamos todo. No paramos de crear porque es como respirar. Entonces siempre habrá comunidad y vamos a estar bien. 

¿Cómo se trabaja, cómo se manifiesta el elemento cuir en el performance?

AR -Yo me empecé a reconocer como artista del performance porque sentí que era el único genero cuir que me contenía. Soy escritora, me gusta moverme, me gusta moverme en el teatro, pero no me siento actriz, y me gusta ir a la protesta, y al mismo tiempo estaba entendiendo–me a nivel identitario y me dije: “es que ser artista del performance es ser cuir”, empecé a entender las dos cosas a la vez y ahora soy cuir en tanto y en cuanto soy performera. Hay un elemento de disidencia en el centro de las dos. Lo cuir es justo eso, es una respuesta al poder, a la categoría. Me encanta la cantidad de maneras en que se escribe cuir; en realidad no es una categoría. El estado categoriza. El colonizador dice “tú eres esto y tú eres lo otro” y lo cuir y el performance viene a establecer que esa categorización no tiene ningún sentido. Es liberador, es una continua afirmación de la libertad que el cuerpo humano puede practicar.

Ambes están insertades en la academia y ahora mismo la academia está siendo atacada de manera despiadada. ¿Cómo entienden que se va a poder trabajar desde ese escenario?

AR -No puedo hablar por todo el mundo, sino desde mi experiencia, pero siento que el espacio académico siempre ha sido hostil para la gente negra, afrodescendiente y cuir de diferentes maneras, entonces siento que, aunque se pueda poner peor me da sosiego pensar que hemos desarrollado herramientas para protegernos de esa violencia, para cimarronear el espacio, para reclamarlo de otra forma. Hay una clase de alianza intergeneracional. Afortunadamente cuento con personas mayores, en su mayoría mujeres negras, negres, que están en el espacio académico y que han logrado hacer de ese espacio lo que yo quiero que sea para mí, un espacio donde pueda investigar, aprender, conocer qué han hecho otros seres antes de mí y poder sumar, con mi práctica artística. Hay muchos saberes ancestrales que nos van a seguir protegiendo, esté quien esté de presidente.

ARL: «Me impactó ver que se podía bailar con un cuerpo como el mío y que podía ser aplaudida».

ARL -Ahora sentimos que los espacios académicos están retrocediendo después de tanta lucha para que estos espacios fueran más diversos, inclusivos, más accesibles. Yo navego tantos espacios que es como mi estrategia de supervivencia. Pienso en la diversidad de quien yo soy, de las múltiples personas que soy yo. Lo hago porque yo no soy una cosa. Yo no soy la academia, no soy la universidad, yo no soy solamente la performera, la bailarina, la coreógrafa. Yo soy tía, soy hermana, soy vecina y he tenido que usar todas esas identidades para sobrevivir, sobrevivir los huracanes, las pandemias, los terremotos. Navego desde ese lugar y pienso en mi acto performático. Yo hace tiempo eliminé hace tiempo la cuarta pared, esas paredes que se inventan. yo pienso que los ancestros van a seguir sosteniéndonos y vamos a seguir adaptándonos. El ser humano es una tecnología increíble aun cuando dudemos de nosotros mismos. Yo apuesto a que, si deja de existir la academia, nosotros vamos a seguir existiendo, nos vamos a seguir educando desde otras estrategias alternas. Si vemos cada oportunidad como una de reflexión, aprendizaje y autoconocimiento y hacer muchas preguntas en lugar de afirmaciones, nada puede contra nosotros.

Podemos celebrar que existan eventos como la Cumbre Afro y Tiznando el país, espacios que están magnificando la concienciación sobre valorizar y visibilizar las expresiones afrodescendientes  

ARL -También está el Colectivo Ilé, EspicyNipples y La BoriVogue. Hay muchos espacios que están celebrando nuestra diversidad, y eso lo agradecemos y seguiremos apostando a ellos. Lo lindo es ver otras generaciones ocupando esos espacios. Eso siempre da esperanza, ver otras cuerpas de diferentes lugares. No solamente nos toca a las personas negras, existen otros cuerpos que se están sumando a la lucha. Es una lucha de todos, porque erradicar el racismo va a erradicar otras cosas más. Es un pilar de este sistema que nos tiene así, y eso incluye el capitalismo, el machismo, el patriarcado. Es seguir concibiendo otros espacios para pensamiento idealmente antirracista, antitransfóbico, espacios donde podemos tener esos diálogos para transformar nuestros discursos. Por más dura que se pongan las cosas, la esperanza está ahí.

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