La obra no busca redención ni enseñanzas fáciles. Deja al espectador con preguntas incómodas…
SAN JUAN, Puerto Rico
Por Sirio Álvarez, Pride Society Magazine
En el corazón de la sala experimental del Centro de Bellas Artes de Santurce, bajo luces tenues y una escenografía sobria que evoca la piedra y la historia, se presentó anoche Un Coquí y un Cucubano, una obra valiente y profundamente conmovedora que reescribe el relato nacional desde los márgenes: el deseo silenciado, el amor entre hombres y el conflicto interno entre patria y libertad individual. Esta producción abrió anoche, por todo lo alto, la quinta edición del True Colors Fest, que produce el teatrista Aníbal Rubio.
Escrita y dirigida por Eduardo Sánchez Navarro, la pieza nos sitúa en el Puerto Rico de 1950, en un encuentro clandestino entre Benjamín, un nacionalista militante, y Billy, un militar. Lo que inicia como un contacto furtivo se convierte rápidamente en un intenso choque de mundos: ideologías, lenguajes, traumas, y deseos se enfrentan en un diálogo conflictivo, sensible y, por momentos, poético.
La actuación de José Segarra como Benjamín es un ejercicio de contención emocional: su cuerpo y voz proyectan rabia y ternura en igual medida. Tiene una voz tan potente que retumba en los pensamientos. Por su parte, Luis Merced aporta una vulnerabilidad serena a Billy, equilibrando lo que pudo haber sido un arquetipo con humanidad palpable. Juntos, la química es tan real que el público parece contener la respiración en cada escena de ellos. Se suma la figura de Diego, Eduardo Rodríguez, que vive desde la infancia idolatrando a Benjamín y complementa este trío amoroso, con un final inesperado.


A este trío de actores se le suman el resto de los personajes, tres militares y un nacionalista, las tres chicas del putero, la madre de Billy y el narrador de la historia. Es necesario destacar la actuación de la primerísima actriz Georgina Borri como la madre de Billy, en un personaje tierno pero directo. Todos dan el 100% para que el libreto fluya, pero quiero destacar a Gabriel Crespo como nacionalista, que impresiono por su dramatismo y dicción. La escena con las chicas del putero, muy bien realizada, le da ese respiro al drama que lo hace menos cargado para el público. No puedo cerrar esta parte sin hablar del narrador, Lorenzo Muñiz, este joven actor que comienza sus estudios en la UPR de Río Piedras, promete grandes logros en su carrera actoral. Su tono de voz y su elocuente pronunciación envuelven y hacen más creíbles sus palabras.
Hablemos de la dirección de Sánchez Navarro, siendo él tan joven, está a la altura de este festival. Los movimientos, las técnicas utilizadas, las modulaciones de las voces de los actores son elementos que este director explota para lograr una conexión con el público. Realiza unas escenas que muy bien podrían utilizarse en cine y le da una chispa diferente en teatro. La producción se apoya con destreza en los elementos técnicos: la iluminación magistral de Miguel Rosa López, quien traza atmósferas con precisión —la noche se siente húmeda, secreta, como cómplice. Es tan perfecta que parece que la iluminación es otro actor en escena. Mientras que el vestuario y escenografía de Skylar Agosto evocan un Puerto Rico atrapado entre la guerra y la tradición. Hay que felicitar a la productora, Clara Aponte, por reunir tan buen grupo de trabajo que hace un gran éxito a esta obra.
Pero más allá de la ejecución impecable, lo que hace a Un Coquí y un Cucubano una obra necesaria es su capacidad de romper la narrativa oficial. En un país en donde el nacionalismo ha sido frecuentemente retratado como un proyecto exclusivamente masculino y heterosexual, Sánchez Navarro plantea una historia en la que el amor queer no es un detalle más, sino centro. Es un acto de resistencia tan político como poético.
La obra no busca redención ni enseñanzas fáciles. Deja al espectador con preguntas incómodas: ¿Se puede amar al enemigo? ¿Qué es traición cuando tu cuerpo también es territorio ocupado? ¿Cuánto de nuestra historia se ha contado desde el silencio?
Ya veo varios nombres de esta producción en la lista de nominados para premios. No se la pueden perder. Funciones viernes, sábado y domingo matiné, en la Sala Experimental Carlos Marichal, CBA Santurce. Entradas en Ticket Center y boletería del teatro.