La exsenadora y exsecretaria de la Gobernación habla sobre su evolución, los retos políticos y la lucha por la igualdad
GUAYNABO, Puerto Rico
Por Julio V. Núñez, Pride Society Magazine
La licenciada Zoé Laboy ha sido muchas cosas en su vida: abogada, servidora pública, senadora, secretaria de la Gobernación y, sobre todo, una firme aliada de la comunidad LGBTQ+. A lo largo de su carrera, su postura a favor de la equidad y los derechos humanos ha sido clara, muy a pesar de la resistencia dentro de su propio partido. En esta conversación, Laboy nos habla sobre su evolución como aliada, las luchas que ha enfrentado y el futuro de la comunidad en un escenario político cada vez más complejo.



Llegó puntual a la cita, enfundada en un guapísimo little black dress, nítidamente entacada y accesorizada, con su innato estilo y buen gusto. Simpática y parlanchina, ella sabe que es guapa y atractiva, porque lo es, pero para ella eso puede ser una herramienta, buena o mala, dependiendo el caso. En el suyo, asegura que con las féminas (en muchos casos) han sido muchos los celos y la mala onda con los que tenido que bregar. A estas alturas de la vida tiene otras cosas por las que preocuparse. Sorbiendo un humeante café recién colado, comenzó la plática.
“El discrimen me abrió los ojos”
Aunque siempre tuvo sensibilidad por la equidad, Laboy admite que su verdadera conciencia sobre el discrimen comenzó cuando se trasladó a Washington D.C. a trabajar en el Departamento de Justicia Federal. “Fue allí en donde viví el discrimen en carne propia”, confiesa. “A pesar de ser bilingüe y tener un inglés fluido, sentí lo que era que te miraran diferente, que asumieran que no eras suficiente solo por ser puertorriqueña. Eso me hizo abrir los ojos y darme cuenta de que no todo el mundo parte de la premisa de que todos tenemos el mismo valor”.
Esa experiencia la llevó a ampliar su perspectiva y a entender las múltiples capas de la desigualdad. “A partir de ahí, fui observando más de cerca otras formas de discriminación, incluyendo la que enfrenta la mujer, la comunidad LGBTQ+ y todas las comunidades vulnerables. Fue un proceso de aprendizaje y de compromiso”, explica.



El choque con la política tradicional
Laboy ingresó al servicio público sin una agenda política partidista definida. Sin embargo, al convertirse en administradora de Corrección bajo la administración de Pedro Rosselló, recomendada por el entonces juez federal Pérez Jiménez, empezó a notar las rigideces de la política puertorriqueña. Años más tarde, ya como senadora, se encontró con la cruda realidad de la resistencia dentro de su propio partido, el Partido Nuevo Progresista, ante temas de derechos humanos. Y eso le trajo problemas, muchos, acepta.
“Desde el principio, fui clara en que mi conciencia iba por encima de cualquier línea partidista”, afirma con firmeza. “Recuerdo cuando se presentó el proyecto para restringir aún más el derecho al aborto. Yo fui una de las que se opuso, y eso no cayó bien en algunos sectores. Lo mismo ocurrió con los proyectos de equidad para la comunidad LGBTQ+. Muchos esperaban que simplemente siguiera la línea del partido, pero yo no podía hacer eso””, expone la licenciada que es copanelista del programa de análisis político y social «El poder del pueblo», de TeleOnce.
Su postura no pasó desapercibida. En múltiples ocasiones, Laboy votó en contra de su delegación en temas relacionados con derechos civiles, lo que le costó críticas internas. “Hubo quienes me dijeron que yo no debía estar en el PNP, que ese no era mi espacio. Pero yo siempre he sido estadista y creo que nadie es dueño del partido, de ningún partido. Más importante aún, creo que la igualdad es un derecho, no un privilegio”, acota.


Aliada en tiempos de ultraconservadurismo
El panorama político actual, tanto en Puerto Rico como en Estados Unidos, la preocupa profundamente. “No quiero sonar pesimista, pero hay una agenda clara para quitar derechos que ya habíamos ganado. Lo vemos con el auge del fundamentalismo religioso en la Legislatura y con el regreso de Donald Trump como candidato presidencial. Es un ataque directo a las mujeres, a la comunidad LGBTQ+, a los inmigrantes y a todas las minorías”, sentencia.
Para Laboy, la clave está en la unidad. “Trump y otros sectores conservadores están jugando al ‘divide y vencerás’. Nos atacan a todos a la vez, esperando que cada grupo pelee su propia batalla en solitario. Pero lo que realmente necesitamos es unirnos, hacer un frente común. La fuerza está en la unión”, agrega.
El reto para la nueva administración
En Puerto Rico, la elección de Jennifer González como gobernadora plantea preguntas sobre la dirección del PNP en temas sociales. “Para mí, Jennifer es la luz de esperanza en medio de todo esto”, confía Laboy. “Espero que, cuando le lleguen medidas que atenten contra los derechos de la comunidad, ella tenga la valentía de vetarlas. Pero si el Senado y la Cámara tienen los votos para irse por encima de su veto, que los tienen, el reto será aún mayor”.
En particular, le preocupa medidas como el proyecto de “libertad religiosa”, que permitiría a empleados del gobierno negar servicios a personas LGBTQ+ basándose en creencias personales. “Es un proyecto peligroso porque legaliza la discriminación. Si eso se convierte en ley, abriría la puerta para que en Puerto Rico cualquiera pueda negar un servicio público a alguien solo por su orientación sexual o identidad de género”.
Laboy también señala la composición de la Legislatura como un factor determinante en los próximos cuatro años. “Tomás Rivera Schatz tiene el control absoluto del Senado, y sabemos cuál ha sido su postura en estos temas. En la Cámara, la mayoría también está alineada con su visión. Eso significa que cualquier veto de la gobernadora puede ser invalidado si logran los votos necesarios. Así que la comunidad tiene que estar alerta y activa”, reflexiona.
Más allá de la política: un compromiso personal
Al preguntarle sobre su motivación para seguir luchando por la equidad, Laboy no duda en su respuesta. “Yo crecí en una familia donde me enseñaron que, aunque la vida es difícil, uno tiene que ser agradecido y seguir adelante. Eso es lo que trato de transmitir a mis hijos, ese es mi legado, y lo que me guía en todo lo que hago. Para mí, ser aliada no es solo un título, es un compromiso con la justicia y con el respeto a la dignidad humana”, contesta.
A sus 60 años, su visión del futuro sigue siendo clara: “Mi meta es seguir alzando la voz cuando sea necesario y apoyar a quienes luchan por un Puerto Rico más justo. Todavía hay mucho por hacer, pero mientras pueda aportar, lo seguiré haciendo”.
Zoé Laboy ha demostrado con acciones que su apoyo a la comunidad LGBTQ+ no es circunstancial ni conveniente, sino un compromiso real, y para ella más que un privilegio, es un compromiso. En tiempos de incertidumbre política, su postura sirve como recordatorio de que el verdadero liderazgo se mide por la valentía de defender lo correcto, aun cuando eso implique nadar contra la corriente.
Así va feliz por la vida, con sus hijos, con su nuevo amor y con sus “60 y qué”…