El gobierno de Viktor Orbán busca restringir la Marcha del Orgullo en Budapest por “protección infantil”, mientras más de 70 europarlamentarios anuncian su participación en desafío a las nuevas leyes
BUDAPEST, Hungría
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El gobierno de Hungría intensificó su ofensiva contra la Marcha del Orgullo LGBTQ+ en Budapest, al anunciar restricciones severas que incluyen un posible cambio de lugar del evento a un espacio cerrado y enmiendas constitucionales que limitan los derechos de personas trans e intersex. Las medidas han generado una ola de críticas en Europa, donde al menos 70 europarlamentarios han confirmado su intención de asistir al desfile convocado para el 28 de junio, en abierto desafío a las nuevas disposiciones.
Durante una sesión informativa del gobierno, el jefe de gabinete del primer ministro Viktor Orbán, Gergely Gulyás, justificó las restricciones afirmando que el evento “no debe dominar los espacios públicos” y que existen preocupaciones relacionadas con la “protección infantil”. Entre las acciones anunciadas se encuentra la modificación constitucional que definirá el género como “masculino o femenino en sentido biológico” y que establecerá que “el derecho del niño a un desarrollo físico, mental y moral adecuado” prevalecerá sobre otras consideraciones.
Aunque no se precisaron los detalles del “endurecimiento” de las medidas, Gulyás recomendó que la marcha se celebre en un lugar cerrado, en lugar de recorrer avenidas céntricas como ha ocurrido durante los últimos 30 años. Incluso el propio Orbán advirtió recientemente que “sería una pérdida de tiempo y dinero” que los organizadores prepararan la marcha este año.
Sin embargo, desde Budapest Pride se reiteró que el desfile se realizará, y que están coordinando con aliados internacionales. “En última instancia, el Orgullo es una manifestación, ya sea con veinte personas o con decenas de miles, pero ocurrirá”, indicó el colectivo en un comunicado. “No solo luchamos por el desfile o por la comunidad LGBTQ+, luchamos por el derecho de todas las personas húngaras a protestar, expresarse y defender sus derechos”.
El alcalde de Budapest, Gergely Karácsony, expresó su respaldo al evento y aseguró que defender el Orgullo “es un deber como alcalde de una ciudad diversa y libre”.
Las restricciones recientes forman parte de un patrón sostenido de políticas anti-LGBTQ+ por parte del gobierno húngaro. Desde 2020, se ha prohibido la adopción por parejas del mismo sexo, se ha vetado el contenido educativo sobre diversidad sexual para menores y se han aprobado leyes que la Comisión Europea ha considerado contrarias a los valores fundamentales de la Unión Europea, incluyendo la libertad de expresión, la dignidad humana y la no discriminación. Actualmente, Hungría enfrenta un proceso ante el Tribunal de Justicia de la UE por estas medidas.

La más reciente legislación también autoriza el uso de tecnología de reconocimiento facial para identificar a quienes participen en eventos prohibidos, una acción que ha sido duramente criticada por organizaciones de derechos humanos y gobiernos europeos.
En reacción, una veintena de países de la Unión Europea —entre ellos Francia, Alemania, España, Países Bajos, Irlanda y Suecia— firmaron esta semana una carta conjunta exhortando a Hungría a revertir sus políticas anti-LGBTQ+. El documento insta a la Comisión Europea a utilizar “todas las herramientas del Estado de derecho disponibles” si no se produce una rectificación, incluyendo sanciones económicas y procedimientos de infracción.
“Pride es una protesta, y si Orbán logra prohibir Budapest Pride sin consecuencias, cualquier Orgullo está a una elección de ser eliminado”, declaró la eurodiputada holandesa Kim van Sparrentak, quien confirmó su participación en la marcha junto a otros 70 miembros del Parlamento Europeo. “Queremos que la comunidad LGBTQ+ en Hungría sepa que no está sola”.
Marc Angel, copresidente del Intergrupo LGBTI del Parlamento Europeo, afirmó que su presencia busca “mostrar solidaridad con la sociedad civil húngara, que está bajo ataque”, y defender el derecho a la libre asamblea como un derecho europeo fundamental.
Pese a las amenazas y restricciones, el lema de la marcha de este año será “Estamos en casa”, en un claro mensaje de resistencia. “Nos han intentado prohibir muchas veces y nunca lo han logrado”, dijeron los organizadores. “Este año no será la excepción”.